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Enfermos crónicos: ¿ Quién tiene que tratar a quién, dónde y cuándo?.

El pasado martes 25 de marzo asistí a una sesión impartida por Juan Gérvas, médico rural, en el Consorcio Sanitario de Barcelona, titulada: "¿Qué es esencial en la gestión de las enfermedades crónicas para mejorar los resultados en salud orientados al paciente?".

Eran las dos de la tarde cuando dió comienzo la sesión en una sala iluminada por luz natural y con unas cuarenta personas, aproximadamente, como asistentes. Público variado: gestores, médicos especialistas, médicos generales...

Durante dos horas, el protagonista fue el paciente crónico que tan conocido es en nuestras consultas. Intentaré plasmar mis anotaciones que consisten en aquellas ideas que me invitaron a reflexionar y a ver este tema desde otra perspectiva.

Unas preguntas iniciales proponía J. Gérvas:

- "¿Qué es ser enfermo crónico?".
 
Con una respuesta: "El que gira en sistema sanitario".

- ¿El enfermo crónico nace o se hace?.

Nada más ilustrativo que intentar entender el concepto de enfermo crónico con algunos ejemplos. En general, como enfermos crónicos se identifica a aquellos que padecen insuficiencia cardíaca, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, diabetes mellitus, demencia, cáncer...

Sin embargo, se añadieron otros ejemplos de enfermos crónicos como son: enfermedades mentales, osteoporosis, lumbalgia´, artrosis, hemorroides, asma, glaucoma, hiperuricemia, anorexia, sordera, infección por clamidia, parkinson, dolor abdominal en niñas, obesidad, incontinencia urinaria...entre otros. Es aquí donde puede comprenderse mejor esa definición de que el enfermo crónico es aquel que está "girando" en el sistema sanitario pendiente de visitas a especialistas, con cierta dificultad para que el médico general asuma su cuidado de éstos y con la consecuencia de que los pacientes sufren ingresos hospitalarios y se está desplazando en lugar de morir en casa por morir en Urgencias o en la ambulancia.

Una nueva pregunta: ¿las enfermedades crónicas han aumentado por el envejecimiento de la población?.  Si nos centramos en los primeros ejemplos de insuficiencia cardíaca, EPOC y demás podríamos contestar que sí. La respuesta sería negativa si ampliamos con la segunda con la segunda lista, ya que incluímos enfermedades que afectan a todos los grupos de edades: desde el niño, al adolescente, al adulto o al anciano.

En su cuidado y la atención no podemos ver al paciente y su enfermedad crónica de forma individual sin recaer en la importancia del papel del entorno familiar. En la mayoría de los casos, es la familia ( la mujer cuidadora, generalmente) la que se encarga de movilizar recursos.

Pero, ¿qué ocurre cuando no existe ese entorno familiar o no actúa?.
 
La respuesta la podríamos encontrar:
 
- por una parte en la importancia de que la asistencia de estos pacientes debería ser llevada desde la atención primaria con la existencia de una coordinación efectiva entre atención primaria/ hospital y médico general/ especialista. Por ejemplo, en la atención domiciliaria de un paciente oncológico terminal al que hay que realizar una paracentesis podría realizarla su médico general si desde el hospital se le proporciona el material necesario e incluso la posibilidad de aprender/recordar la técnica previamente.
 
- por otro parte, el sistema sanitario debería ser flexible. Por ejemplo, ofrecer disponibilidad si es necesario fuera del horario de visitas si eso va a facilitar el encuentro con el paciente y algún familiar que participe en el cuidado; o a través de encuentros indirectos como es el uso del correo electrónico con los pacientes (implantado en Holanda y con remuneración al médico).
 
Sin duda la atención a los pacientes crónicos es un tema que nos preocupa y ello lo traduce la puesta en marcha de modelos como el estadounidense "Chronic care model" o el "Pago por desempeño (P4P)" pero que aún no son han resultado ser la solución definitva.
 
Respecto a la mejora de la salud de los pacientes crónicos, en un artículo titulado "Una peor calidad de vida se asocia con más reingresos hospitalarios y muerte en pacientes con insuficiencia cardíaca" se examina la relación entre la calidad de vida relacionada con la salud, la rehospitalización urgente y la mortalidad en pacientes con insuficiencia cardíaca. Es un estudio con pacientes de la práctica habitual y por tanto sus conclusiones pueden ser más generalizables que las realizadas en ensayos clínicos con condiciones ideales.
 
Algunas conclusiones son que los pacientes con insuficiencia cardíaca valoran más la calidad de vida que la esperanza de vida y que los pacientes con menor calidad de vida se asociaba con mayor rehospitalización y muerte.
 
Los pacientes crónicos necesitan que se busque una respuesta al interrogante: ¿ Quién tiene que tratar a quién, dónde y cuándo?.

maneras de vivir...

Tres cuartos de hora por la mañana hasta llegar al trabajo, allá en la montaña.

Primero metro y después autobús.

Tiempo dedicado a leer, habitualmente. Un ejercicio para "despertarme"...
 
Hoy despertó mi interés, en el periódico El País, el comentario de un libro titulado Hikikomori de Jordi Faura.

La palabra "Hikikomori" responde al término nipón con el que se denominan a los adolescentes que se aislan de la sociedad. Relata el caso de dos tipos de jóvenes: les hikikomori se recluye en el mundo que le proporciona la videoconsola, los juegos o internet;  les kogals viven al día satisfaciendo sus carprichos ( música, ropa, aficiones caras...).

Este fenómeno de la sociedad japonesa tiene como consecuencia el aislamiento, individualismo extremo, la no respuesta o la repuesta con violencia ante los problemas o  retos de la vida...

¿Pero sólo se trata de un fenómeno de la sociedad oriental?.

Leyendo el periódico observaba a los jóvenes de mi alrededor en el metro...

Un ejemplo: pocos iban acompañados de una lectura de un libro. La mayoría va escuchando música de forma indivual aunque vayan en grupo: ¿qué ocurrirá con las relaciones humanas?. ¿La tecnificación y la sociedad de consumo convertirá en anecdota esos encuentros directos en los que se habla mirando a los ojos...?.

Hay más ejemplos...sin duda.

Una última pregunta: estos jóvenes que ni estudian, ni trabajan, viven con sus padres, tienen de todo... ¿estarán dispuestos a jugar la partida que les planteará el tablero de la vida mañana?.

 

preguntas, preguntas...

" ... en la vida, como en otros misterios... no hay respuestas, sólo preguntas. Parte del placer de la compresión está en refinar la pregunta, o en descubrir una nueva. Es algo analógico al hecho de que no hay hechos, que sólo existe la manera en que nos acercamos a los hechos...". 

Norman Mailer

En el periódico. Crítica de un libro. Ciertas letras me abordan para  centrar un poco la espiral del día a día...

Preguntas ante la mesa, preguntas en esos proyectos en camino, preguntas al pasear por la calle, preguntas al otro lado del espejo, preguntas al cerrar los ojos cada noche...

Y cada pregunta enlaza con otra pregunta...

 

comienza la primavera...

comienza la primavera...

Una imagen del recuerdo...

Una imagen del recuerdo...

Gracias Raquel...

Violencia...

Fue a través de MEDFAM como conocí la noticia acerca de los hechos ocurridos en la noche del pasado día diez de marzo en la localidad de Moratalla, provincia de Murcia: un señor de setenta años causó la muerte de la residente Mª Eugenia M.M. e hiere al conductor de la ambulancia. 

Imposible encontrar en esos primeros momentos palabras para expresar esta injusticia...

El jueves por la mañana compré el diario El País. Me sorprendió que la noticia no apareciese entre los titulares de la portada y que se le dedicase apenas una cara a lo ocurrido en Moratalla.

Sin embargo, no se ha dejado de mostrar repulsa por lo ocurrido... aquí, aquí, aquí, aquí, o aquí...

Violencia en las aulas, violencia familiar, violencia en la calle, violencia en el trabajo...

Y no se tratan de un acto de violencia sin más. Si alejamos la lupa podremos observar cómo cambia la dimensión del problema... Para reflexionar sobre ello os recomiendo la lectura de un artículo titulado "Las violencias contra los profesionales: más allá del sistema sanitario" del sociólogo Juan Irigoyen.

Rescato uno de los párrafos: " Un problema no puede vincularse sólo con los atributos de los actores y los contextos en que se produce. Además,  es preciso considerar el contexto social. La emergencia de las violencias sanitarias presenta coherencias con la sociedad global en que se inserta. En el presente se está desarrollando un mutación social de gran alcance que genera cambios importantes en todos los espacios sociales...".

Para Mª Eugenia: Descanse en paz.

Succión. Ficción

Succión. Ficción

El ojo en la búsqueda de los resquicios,

de los espacios semivacíos,

la luz filtrada,

tendencia a la grieta.

Entorno la mirada para distinguir los rostros en penumbra.

Camino hacia la luz que me vigila,

Me espera, me persigue.

Define mis contornos, me explica.

No me queda nada por decir.

de Ana Celada.

Gracias por esa forma tan especial de observar al mundo...

 

 

Seminarios FCS: diagnóstico e innovación en atención primaria

Seminarios FCS: diagnóstico e innovación en atención primaria

El viernes día seis de marzo se celebró el primer seminario de "Innovación en Atención Primaria" de La Fundación de Ciencias de la Salud en Madrid. A lo largo del año, se celebrarán tres relacionados con el tema del proceso diagnóstico en medicina. A continuación podéis leer un texto que ha elaborado Juan Gérvas como resumen de todo lo tratado en el mismo. Tenéis más información en www.fcs.es.

 

EL DIAGNÓSTICO MÉDICO: ARTE Y (POCA) CIENCIA

Diagnosticar es atribuir una categoría a una situación/problema de salud. En esta definición se incluye tanto el asignar un nombre o etiqueta como el proceso mental y técnico que lleva a la inclusión en una categoría previamente definida.

La etiqueta es importante puesto que conlleva información fácilmente entendible por los profesionales (y a veces por los legos) y porque habitualmente se asocia a ciertos procedimientos terapéuticos, a un pronóstico probable y en muchos casos a una situación social (cobro de un seguro, por ejemplo).

Pese a su importancia, sabemos poco sobre el proceso mental y técnico que lleva a la selección de una etiqueta para la situación/problema de salud concreto considerado. Además, diagnosticar es cuestión cultural en un contexto determinado, pues las categorías a elegir para la etiqueta son las aceptadas en un tiempo, lugar y comunidad. Así, por ejemplo, la definición de diabetes ha cambiado con el tiempo, como lo ha hecho la de úlcera gástrica, la de “niño inquieto” o la de colon irritable; la homosexualidad puede ser en algunos lugares normalidad, en otros enfermedad y en algunos delito.

En cualquier caso, los métodos y las tecnologías diagnósticas se desarrollan y difunden sin el rigor de la evaluación metodológica a que se someten las pruebas terapéuticas. Ello puede llevar a lo que irónicamente se ha definido como “tratamiento riguroso de diagnósticos inciertos”.

Diagnosticar es mucho más que determinar la existencia de una enfermedad en un paciente pues la categorización puede abarcar desde la salud a la muerte. Es decir, gran parte de la actividad diagnóstica se emplea en la atribución de categorías no definidas como enfermedad. Ello es más frecuente para el médico general/de familia, o para el médico de urgencias, gran parte de cuya labor se centra específicamente en determinar quién está sano, por cuanto su problema de salud es tan sólo una variación de la normalidad. Atribuir salud o enfermedad a una situación/problema de salud es cuestión central en atención primaria y en urgencias, pero la forma de trabajo es muy distinta en ambos casos. El médico de cabecera suele determinar la “normalidad” por mecanismos no bien comprendidos, mediante su conocimiento previo del paciente y su entorno (datos blandos) y una simple anamnesis y exploración física más o menos superficial. En urgencias la normalidad se suele definir mediante anamnesis y exploración complementadas con pruebas técnicas cuyos datos “duros” ayudan a definir la no presencia de enfermedad (más que la normalidad). Los especialistas suelen trabajar con métodos similares, con la notable excepción de los psiquiatras.

Aceptada la anormalidad de la situación/problema (establecido un umbral de diagnóstico tipo “hay un problema que vale la pena llegar a diagnosticar”), el proceso diagnóstico avanza hasta determinar la inclusión en una categoría médicamente aceptable, que suele implicar el tratamiento correspondiente. Por ejemplo, en el dolor abdominal, apendicitis, colon irritable, neoplasia hepática, rotura de aneurisma de aorta, gastroenteritis aguda y demás. Entre los clínicos se valora en mucho la capacidad de diagnosticar acertada y rápidamente, pero sorprende la escasa sistematización que hay respecto al proceso, a su enseñanza y a su análisis.

Sabemos que es fundamental se incluya el diagnóstico final en el primer momento del establecimiento de las hipótesis diagnósticas (casi en los segundos iniciales de la entrevista clínica). También sabemos que el clínico va considerando intuitivamente las probabilidades pre-prueba de las distintas hipótesis y que llega un momento en que tiene el diagnóstico final, bien por descartar algunas hipótesis bien por aceptar otras sin demasiadas dudas. En otros casos, cuando la duda es razonable, decide emplear algunas técnicas diagnósticas para confirmar/excluir determinadas hipótesis. La probabilidad de que los resultados de estas pruebas ayuden al diagnóstico depende críticamente de la probabilidad pre-prueba de la enfermedad considerada. Sin otro conocimiento, la prevalencia de la enfermedad antes de las pruebas da idea de esta probabilidad pre-prueba. De ahí el distinto uso de las pruebas diagnósticas en atención primaria (donde las probabilidades son bajas) y en atención especializada (donde las probabilidades son altas si hay una organización sanitaria que filtre los pacientes). Puesto que los estudiantes y residentes reciben su formación casi exclusivamente de los especialistas hospitalarios, es lógico que imiten su proceso diagnóstico incluso cuando lo aplican a entornos de baja prevalencia de enfermedad.

Por todo ello, el proceso diagnóstico es expresión final de la estructura sanitaria y social en que están inmersos los médicos, del resultado de la distinta influencia de los actores y lugares en que se definen cuestiones clave como qué sea salud, cómo se remunera el trabajo médico, o dónde se forman los estudiantes y residentes. Vale la pena, pues, analizar estas cuestiones en profundidad.

 

Medicamentos complejos

Medicamentos complejos

Centrados en el diagnóstico y en pautar el tratamiento correcto... a veces nos olvidamos si el paciente será capaz de utilizar correctamente el medicamento prescrito. A veces la evolución de ciertos procesos no se desarrolla como en principio podría esperarse y deberíamos preguntarnos si el uso es correcto...

Es algo que me empecé a preguntar en estos meses de invierno en que se pautan broncodilatadores  e interrogando a los pacientes cómo los utilizan, he podido observar que había cierta variedad (nada despreciable) en su utilización...

¿Conocemos los medicamentos que dispensamos?.

De ello nos habla Borja García de Bikuña en un libro titulado "Medicamentos Complejos". Un total de curenta fichas ilustrativas (broncodilatadores, insulinas...) en las cuales se muestra la aplicación de medicamentos en los que requieren técnicas de fármacos con administración complejas o requieren manipulación previa a la administración y que pueden ser difíciles de entender por los pacientes.

Una herramienta más...

 

una historia, un final...

"...él era un hombre que no se atrevía a leer libros porque nunca le gustaban los finales y sólo leía los títulos de aquellos que le gustaban y se inventaba lo de dentro, sólo leía los títulos y nunca veía las películas enteras, se salía a la mitad, prefería dejar intactos los finales, porque le ponía nostálgico que fueran demasiado tristes o demasiado alegres y prefería imaginarselos él sólo, camino de casa, de vuelta del cine..."

Y me pregunto... ¿quién guarda los finales de cada una de las historias que mueven el mundo?

¿qué nos quedará a los generalistas?

Comenzaba el día con una guardia inesperada en las Urgencias de mi centro.

Sesenta pacientes visitados.

Algunas historias... mucho que aprender. 

Pero me quedo con una reflexión: durante la mañana me acompañaba una residente de segundo año de medicina de familia. Ella está rotando aún por el hospital y realiza una visita mensual al centro. Me explicaba que su próxima rotación será en la "Unidad de Hospitalización Domiciliaria".

Inevitable preguntarle en qué consistía... quizá porque nunca hubiese imaginado que llegaríamos a ligar estos dos mundos (el hospital y el domicilio) tan distintos.

Me explicaba que es una Unidad en la cual dos internistas se encargan de realizar visitas a domicilio en pacientes recientemente dados de alta hospitalaria para realizar control evolutivo...

Me preguntaba si dentro de unos años... contaremos como anécdota que atendíamos a los pacientes en la cabecera de su cama...

Porque si ahora hay equipos de cuidados paliativos a domicilio, si los internitas siguen a sus pacientes más allá del hospital... ¿qué nos quedará a los generalistas?... ¿Nos quedará la consulta?.

Ahí quedan esas preguntas.

Acaba mi día.

 

Todo tiene un tiempo para ser creído,

hasta lo más inverosímil y lo más anodino,

lo más increíble...

 

de Javier Marias en Tu Rostro Mañana

Prevención y algo más...

Mañana de domingo...

la mesa repleta de artículos por leer para avanzar en el tema de la Suficiencia Investigadora... Toma de decisiones en atención primaria, Teorema de Bayes, dolor precordial, médico general y médico especialista...

Y no puedo resistir el compartir el descubrimiento del concepto iatroterapia, descrito por Feinstein (uno de los padres de la epidemiología clínica). Iatroterapia encierra todas las acciones que el médico realiza por su paciente más allá de su actividad puramente técnica: su habilidad para escuchar al enfermo, su compasión, su ética, la confianza que le inspira, cómo lo acompaña y aconseja durante su asistencia, etc.

El martes pasado asistí, en Oviedo, a una jornada organizada por Rafael Cofiño titulada: "Prevención del Sistema Sanitario: ¿hacia dónde vamos?". Quince días antes, a través de una plataforma digital, se podían leer los textos de los diferentes ponentes ( Lola Salas, Juan Gérvas, Merçé Salas, Manuel Franco y Mario Soler) y se inició el debate acerca de las actividades preventivas clínicas, programas de cribado y actuaciones de promoción de la salud.

Resaltaría el debate previo e intercambio de bibliografía que ofrece la plataforma digital (inspirado en la metología de los Seminarios de Fundación de Ciencias de la Salud) y la variedad de los profesionales participantes ( médicos de atención primaria y especializada, enfermeros, psicólogos, pedagogos, área de salud pública etc...).

Diferentes perspectivas de un tema que nos plantea las preguntas de cómo definir prevención,de quién,cómo y dónde realizar la prevención... Diferentes perspectivas de las que se espera que sirvan para transformar  y no solamente quedarnos en el conocimiento o en la difusión del mismo (que también es importante...).

Enlazo esta jornada sobre prevención con Feinstein. Parece que al final, después de muchos scores, cálculos de riesgo, sensibilidad, especificidad, valor predictivo positivo y negativo, y otros muchos, aunque la conducta diagnóstica o terapéutica que se tome sea seriamente la ideal, no hay que olvidar que enfrente tenemos a un paciente, con sus expectativas y su vida más allá de la consulta.

La jornada de Oviedo tuvo una clausura algo atípica. La última persona que intervino, un médico general, invitó a los asistentes (aproximadamente unas ochenta personas...) a ponerse de pie, algo que creó cierto desconcierto. Hizo una primera pregunta: "¿cuál es el mayor problema que tenemos, lo que nos bloquea, lo que no nos deja ser libres, lo que diluye nuestra espontaneidad...?". Varias opiniones compartidas. Una contestación: "El miedo". Nos lleva a una inevitable segunda pregunta: "¿ cuál es el mejor remedio para ello....?" y su respuesta: " Los abrazos"... 

Como despedida, la propuesta de que cada uno diese dos abrazos... De la teoría a la práctica y la sala se vió inundada por abrazos...

( Conclusión: 1.factor de riesgo: el miedo; 2. enfermedad: lo que nos bloquea, lo que no nos deja ser libres, lo que diluye nuestra espontaneidad ; 3.actividad preventiva: un abrazo...)

Una jornada científica y humana...

Gracias por la oportunidad de poder estar ahí.

Crecí.

 

"Amar no es solamente querer,

es sobre todo comprender..."

de la película Lo visible y lo Invisible

Una receta, una historia

Os contaré una de esta semana.
 
Un señor alto y delgado,  de unos setenta años, se encontraba en el banco esperando a ser llamado para pasar a la consulta. Conversaba animadamente con dos mujeres que le acompañaban en la espera.

Nunca habíamos coincidido en la consulta.
 
Le invito a que pase a la consulta a la consulta número tres, lugar donde estaba pasando hoy consulta en paralelo. Se trata de un paciente que se visita regularmente debido a su enfermedad pulmonar obstructiva crónica pero que aún no habíamos tenido la oportunidad de coincidir. Venia a por una receta de romilar... Me dice que el neumólogo se lo ha recomendado como tratamiento cronico... La verdad es que no me cuadraba demasiado pero seguí interrogando e intenté que me explicase un poco mas pero pronto me doy cuenta (por otras cosas que comenta...) que el tema de la medicación de lo que se tiene que tomar y como no se entera demasiado...

Le explico mi duda acerca de que tenga que tomar romilar todos los días y que voy a consultar un momento con la Dra. M (así se llama mi tutora). Antes de marchar me dice: "Le voy a contar algo...para que entienda lo importante que es para mi...esa receta... a parte de que el médico del pulmón me lo haya recetado... "

Me explica que su mujer le riñe por todo...pero que una de las cosas que él no entiende el enfado de su señora cuando tose por las mañanas y cuando dice que tose para despeertarla y que se levante... Su mujer le dice que si toma ese tratamiento no toserá y la dejará dormir.
 
Al final se le hace la receta explicándosele que no es recomendable que lo tome cada día.
 
Y antes de irse me dice: " Hay una segunda razón por la cual mi mujer me riñe... Cuando vamos por la calle y empezamos a subir una cuesta, tengo que ir más despacio porque empiezo a sentir ahogo. Yo ya sé que esto es normal y que se soluciona parándome y yendo más despacio... Y entonces mi mujer me dice : ¡qué!... ¿ya te vas a ahogar...?.. Ella piensa que yo me lo invento y lo hago para que ella tenga que ir más despacio...".
 
Cuando alguien viene a por recetas y más si suelen ser de los que acuden poco a lo consulta me gusta preguntar algo más y que no sólo sea una encuentro de uno pide y el otro da... Un receta, una historia.
 
Por cierto, en el barrio de El Carmel (donde está mi CAP en Barcelona) hay verdaderas cuestas... que hasta yo me ahogo en alguna ocasión...así que a veces pienso cómo se las arreglan ellos... 

Situaciones difíciles en la consulta...

Situaciones difíciles en la consulta...

La historia comienza hace unas tres semanas. Pido al siguiente paciente que pase a la puerta número 8 (habitualmente ocupada por la enfermera) y no a la puerta número 7 (lugar donde siempre es visitado por su doctora).
 
Se trata de un señor de unos sesenta y cinco años. Creo que nos habíamos encontrado en alguna visita anterior pero aprovecho para presentarme y explicar que soy residente y que pasaré consulta con su doctora durante el próximo año y medio. Su primera reacción no es de demasiada conformidad pero realizamos la consulta.
 
Me explica que desde hace dos días tiene mucosidad nasal y algo de tos. Después de explorarle, le explico que de momento parece el inicio de un cuadro catarral, le recomiendo tratamiento sintomático y si empeora que vuelva a consultar.
 
Una semana después, el señor vuelve a estar esperando en el banco cuando salgo a llamar para que pase el siguiente. Me dice que no quiere pasar conmigo porque le visité hace una semana y ahora se encuentra peor, en lugar de haber mejorado. Al final el paciente es visitado por mi tutora y yo continúo con el siguiente paciente (sin dejar de pensar en esa complicación, en qué puedo hacer para solucionar esta tensión, en qué momento he fallado, con interés por leer el curso de mi tutora... )
 
Una semana después el paciente había tenido algo más de mucosidad y febrícula. Sale de la consulta con la recomendación de tratamiento sintomático y el catarro ha curado.
 
Este hecho me hizo qué pensar... pero no queda ahí la historia.
 
El sábado pasado estando de guardia en el CAP acude este señor con su esposa. Ella refería dolor de garganta y malestar general acompañado de febrícula desde hacía tres días. Exploré a la señora bajo la atenta mirada de su marido. Sentía "cierta tensión" en el ambiente que intenté disipar contestando a todas las preguntas y dudas de su señora... pero algo me hacía sentir que al señor no le daba demasiada confianza.
 
Después de la exploración, recomiendo el tratamiento sintomático orientándolo como un cuadro catarral (¡no es mi diagnóstico ni mi tratamiento estándar...!) y le explico que si empeora puede consultar...
 
Respiro profundamente cuando salen de la consulta. Esperaba que aquella situación con el señor no se volviese a repetir y se crease cierta confianza con el tiempo...
 
Y hoy... sentados en el banco... cuando les pregunto si necesitan algo me dicen que quieren visitarse con la doctora y que vienen sin haber pedido cita... En ese momento, el señor me dice: " Venimos porque a mi mujer le ha pasado lo mismo que a mí... Nos viste tú la primera visita y los dos empeoramos..."...
 
Mi bata blanca no es impermeable... En ese momento todo un no-sé-qué recorre mi cuerpo, de nuevo dudas y más dudas de todo lo que he hecho... Decido pedir a mi tutora que ambas los visitemos juntas y le explico la razón...
 
Atendemos a la señora que nos explica que esta semana habían llamado al 061 porque al dolor de garganta le había acompañado fiebre y ella esperaba mejorar con el tratamiento que yo le dí... no empeorar. Exploro a la paciente intentando no dejarme influir porque toda esta situación. Cuando termino y se le recomienda seguir con el tratamiento antibiótico pautado por el médico del 061, ella aborda el tema de si están disconformes con la atención recibida por mi parte... La señora con un tono de voz bajo explica que no... pero es el esposo quien vuelve a repetir su opinión...
 
Unos minutos para explicar que cuando visitamos a los pacientes no siempre sabemos lo que tienen, no siempre sabemos cuál va a ser la evolución, no siempre sabemos con seguridad si ese tratamiento va a ser totalmente eficaz, que en ocasiones el tratamiento es "esperar y ver"...
 
Unos minutos para hablar de incertidumbre, de continuidad, de confianza, del estar enfermo... Intentando entender la actitud del otro sin poder cerrar totalmente los poros de mi piel. Me quedo una despedida cordial y a la espera de un nuevo encuentro...
 
Historia que me hace pensar acerca de las expectativas de cada paciente que se sienta al otro de la mesa, el rol del paciente enfermo, de cómo uno debe controlar las emociones y mantener la estabilidad ante pequeñas mareas, de nuestro papel como sanadores infalibles... 
 
Historias para seguir creciendo... 

botiquines... ¿un tesoro?

¿Qué nos encontraríamos en los botiquines de nuestros pacientes?. Cuando realizamos una visita a domicilio y antes de realizar nueva receta, ¿pedimos que no lo enseñen?, ¿ el hecho de que con la receta "roja" no se tenga pagar en la farmacia hace que no se sea realmente consciente del gasto que supone?...

Pues bien... podemos reflexionar con este interesante post del blog Hemos leído. 

No decía palabras...

No decía palabras,
acercaba tan sólo un cuerpo interrogante,
porque ignoraba que el deseo es una pregunta
cuya respuesta no existe,
una hoja cuya rama no existe,
un mundo cuyo cielo no existe.

La angustia se abre paso entre los huesos,
remonta por las venas
hasta abrirse en la piel,
surtidores de sueño
hechos carne en interrogación vuelta a las nubes.

Un roce al paso,
una mirada fugaz entre las sombras,
bastan para que el cuerpo se abra en dos,
ávido de recibir en sí mismo
otro cuerpo que sueñe;
mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne,
iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo.
Auque sólo sea una esperanza
porque el deseo es pregunta cuya respuesta nadie sabe.

 

de Cernuda

Recetas y algo más...

Recetas y algo más...

Tarde del jueves. Material de cirugía menor encima de la mesa: tijeras, pinzas, mosquito, seda, bisturí y una pata de cerdo...

Y surgen preguntas: ¿Tipos de suturas: un punto simple aquí, un punto colchonero allá o un punto hundido?... ¿Cuánto tiempo hasta la retirada de puntos?, ¿Cuándo indicar antibiótico?, ¿Drenaje de un absceso?, ¿Qué hacer antes un quemadura?, ¿y con un lipoma, queratosis, granuloma u otras lesiones cutáneas?...

Todo porque entre todas las actividades preventivas y diagnósticas que nos encontramos en la consulta, también están las terapeúticas. No sólo influye en aspectos como la accesibilidad al paciente, disminuir el tiempo de espera para visita al especialista, mejorar la relación médico-paciente... sino también en la autovaloración del médico al ofrecer mayor integralidad, por ejemplo....

Pequeñas grandes cosas

De Albert Figueras, médico dedicado a la Farmacología Clínica, copio a continuación algunas de sus reflexiones acerca de la VIDA... Gracias a Mariano Madurga por la recomendación, en la lista MEDFAM hace unos meses, del libro de Figueras titulado: "Pequeñas grandes cosas – tus placebos personales".


 "Vivimos los verbos de la vida en tiempo futuro. Tenemos que aprender a vivir más el tiempo presente. Dicho de otro modo, no tenemos que ir detrás de paraísos que nos venden sino saber identificar los pequeños momentos felices, aplicando a la vida diaria nuestra creatividad"

"Basta con practicar la gimnasia para optimistas: frenar, identificar lo auténtico, aprender a vivir con la incertidumbre y mirar por la ventana durante el viaje vital"

Leyendo para intentar entender el día a día.

Escribiré.