El diagnóstico: un arma de doble filo
Historias.
Rescato de la lista MEDFAM una historia compartida por Juan Gérvas, mi tutor durante este verano en mi rotación rural. Se trata de una historia de la conocí sus principios en una tarde de julio en La Puebla, acompañandole para hacer la suplencia del médico responsable de este pueblo que se encontraba de vacaciones. Os recomiendo su lectura. Interesante para hacernos reflexionar acerca de lo sagrado que es la relación con el paciente, el uso de la información de la historia clínica, la toma de decisiones en medicina, la transmisión de la información...
"¡Menos mal que hemos venido!, susurré a Eva entre la disculpa y el alivio alejándonos lentamente de Urgencias empujando el carrito de Román. Con un beso nos reconciliábamos tras una larga mañana de varios desencuentros que ya venían del día anterior, cuando nos costó ponernos de acuerdo en salir de nuestro pueblo este día hacia La Paz sin darnos más plazo de espera. Se trataba de una tos fea sin fiebre, de tres semanas de largas noches en las que al peque le costaba respirar, con unos padres cansados por el poco sueño ya antes de los 6 meses, y de una amiga médica que nos aconsejaba llevar al niño al hospital para ver qué tenía realmente. La tos ferina era una posibilidad por los síntomas, y nuestra preocupación justificada, sobre todo tras dos episodios de tos donde se quedó sin respiración unos segundos.
Ya nos íbamos después del reconocimiento de la joven médica, probablemente en prácticas, que amablemente nos atendió. No estaba agarrada al pecho y esa tos se pasaría en unos días.
- Intentad un ambiente húmedo, limpiad con suero la nariz, sacad los mocos cuando sea posible... y esperad. Si pasan unos días y va a peor volved a traerlo, pero yo no me preocuparía- nos dijo. El niño estaba sano, con buen color y no había perdido peso, incluso seguía bastante sonriente aunque algo decaído. La médica salió un momento mientras vestíamos a Román y al volver empezó todo.
- Como no está vacunado vamos a hacer unas pruebas para descartar la tos ferina- y le pareció razonable que esperáramos los resultados de las primeras antes de hacer las "placas" y no al revés, aunque luego escribiera en el informe que nos habíamos negado a las "placas".
Ahora me arrepiento de haber aceptado la amable invitación de las enfermeras de salir mientras le extraían sangre y después al extraer la muestra de mucosa. Luego entendí que se trataba de una rutina facilitadora de su trabajo sin tener que aguantar unos padres que quizá se pondrian nerviosos al ver a su hijo llorar y forcejear siendo pinchado y manipulado por una extraña.
Luego imaginé que la médica respondió instrucciones de algún superior al proponernos estas pruebas, así como al darnos el falso diagnóstico de tos ferina y la receta de antibióticos para el bebé y todos quienes conviviéramos con él. Total, un tratamiento de choque para unas quince personas.
Tardamos una hora en alarmarnos más al llamar a un amigo pediatra, "¿y no le han hospitalizado, a un bebe menor de 6 meses?, no os volváis al pueblo, no os alejéis del hospital porque puede dejar de respirar". Román estuvo los dos días de antibiótico muy decaído, como no le habíamos conocido, y nosotros le acompañamos mientras nos tambaleábamos en lo más profundo. Dos días tardamos en conseguir una tercera opinión más tranquilizadora y averiguar que con los medios de La Paz hasta los quince días no era posible un diagnóstico fiable, "yo llamo al laboratorio dentro de dos semanas y os digo el resultado". Tres días para conseguir una consulta con una pediatra homeópata, interrumpir el tratamiento antibiótico, sustituirlo por homeopatía y relativizar los miedos que se nos habían disparado (la tos ferina para un bebé no era para tanto, incluso descubrimos que varios familiares la pasaron con naturalidad y salvo en casos remotos no produce complicaciones).
Antes de hacer la hora y media de vuelta al pueblo, al llamar a casa para avisar, nos contaron que se había difundido la noticia (alarmante) en la escuela del pueblo de al lado, en la "escuelita" adonde va una niña con quien convivimos y ninguno de los peques están vacunados, en nuestro propio pueblo, en el centro de salud de la zona... así que respiramos profundo preparándonos para la nueva fase que intuíamos.
Ya sabíamos del trato que suelen recibir los padres que no vacunan cuando se declara la enfermedad vacunable, o la mujer parturienta que acude al hospital porque el parto en casa se complica, o en general quienes nos salimos de lo "normal", los listillos que "llevamos la contraria". Pero todo hay que vivirlo para conocerlo. Es una criminalización más o menos explícita que en nuestro caso referido recibimos desde una parte de la familia, vecindad y entorno en general. Las complicidades y actitudes respetuosas también salieron a la luz y nos ayudaron a reafirmarnos y a aguantar el chaparrón, pero el coste personal de esta fase de "alarma social" ahí queda. Un coste que no deberíamos haber sufrido aunque Román hubiera tenido realmente tos ferina. Hemos sido responsables, no dejando que otros decidan por nosotros, informándonos de pros y contras, valorando alternativas y optando por unos riesgos en lugar de por otros. Ya sabemos que no hay soluciones absolutas, no las buscamos.
Consideramos conveniente evitar el contacto con otros bebés, aplazar los encuentros con amigas recién madres... pero decidimos no recluirnos en una habitación. No creemos que eso hubiera evitado el contagio a varios adultos amigos, niños y niñas y la cadena que aún colea, y sentimos que sucediera y que se repitieran algunos miedos, sufrimientos y cansancio, pero queremos reivindicar la naturalidad del asunto, la libertad de elección y valorar que ahora quedan inmunizados una serie de peques que probablemente se criarán tan sanos o más que los vacunados.
Como ya queda sugerido, conseguimos los resultados a las dos semanas con el resultado negativo, ¡era haemophilus! (incluído reciente y polémicamente en el calendario de vacunaciones), y esperamos una tercera semana más de cultivo por si acaso, pero nada, que no era tos ferina. Lamentablemente no se pusieron en contacto con nosotros desde La Paz para comunicárnoslo y dar una explicación sino que informalmente pudimos aprovechar un buen "contacto", lo que resulta absolutamente injusto. Nos queda aferrarnos a una legalidad ilegítima y vulnerada por las propias autoridades, pero no lo vamos a hacer porque no tenemos fuerzas ni dinero y mantenemos otras muchas luchas cotidianas en marcha. Pero nos frustra la invisibilidad, la reproducción de las mismas dinámicas, de las mismas agresiones y del mismo discurso triunfalista de las autoridades en este caso sanitarias, el espectáculo de las farmacéuticas consiguiendo convertir en enfermedad lo que antes no lo era y medicar lo que no existía.
Ya nos habían recetado homeopatía para la tos inicial pero no funcionó. Algo mejor resultó después del susto, el tiempo pasaba y Román mejoraba, de hecho recuperó vitalidad (suponemos que también por ir dejando atrás los efectos del antibiótico con la ayuda del paliativo homeopático), la risa que llega a la carcajada a poco que le hagas unas carantoñas ... ¡y llegaron los primeros dientes!. Las noches las pasa mal, le debe de doler muchísimo, los remedios que intentamos (el tradicional azafrán y clavo macerados en aceite de oliva) no parecen aliviar mucho y a nosotros nos está costando un montón. ¿Descubrirá algún laboratorio un remedio milagroso y por supuesto inocuo para fulminar estos dolores, los médicos lo recetarán automáticamente y todos los padres que no lo compren se deberán sentir culpables?. Seis dientes ya están afuera, y por el día lo único que notamos son ratos de mayor inquietud pero que no le quitan la alegria ni el aspecto tremendamente saludable.
Termino recalcando que no dudo de la buena fe de quienes nos atendieron y les reconozco la dificultad en su profesión. Probablemente volvería a urgencias en un caso similar. Pero mi desconfianza sería manifiesta y pensaría algo más en el respeto que merezco como paciente, como persona. Tendría más presente las carencias que tiene la mayoría de los médicos en cuanto a conocimientos, lo condicionados que han estado al recibirlos y lo condicionados que están cotidianamente al precarizarse cada vez más los medios con que cuentan. Muchas gracias a los médicos en lucha que me han ayudado a entender esto, que me han tratado como a un igual, que me han animado a contar".
Miguel Berbel Sánchez, Puebla de la Sierra (Madrid, España)
1 comentario
Vladimir Pisl, Czech republic -
Thanks Vlada CZ.