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Los Papalagi

Los Papalagi

Hoy cumplen quince días de mi regreso a la ciudad. Periodo de adaptación a nuevos horarios, a antiguas rutinas, a otras costumbres... Paseando por la ciudad me detenía, hace dos días, para observar lo que ocurría a mi alrededor... Caminamos con prisas, contrarreloj... sin apenas mirar a nuestro alrededor... Pensaba si quizás en nuestro camino no perdemos la capacidad de fascinarnos por las pequeñas cosas, de aceptar el misterio de la vida...

Sobre ello también reflexiona un libro que he terminado hoy. Se titula Los Papalagi: los hombres blancos. Erich Sheurmann, escritor alemán, publicó los discursos escritos por Tuiavii de Tiavea, jefe de la isla Samoa situada en el Pacífico Sur. Se conocieron a principios del siglo XIX, cuando varios antropólogos se dirijieron a la isla para conocer otras civilizaciones. 

El jefe de la isla preocupado por la fascinación que producía en los samoanos la llegada de los hombres blancos decidió realizar un viaje a Europa para conocer sus costumbres y de este viaje surgieron posteriormente sus discursos. Se trata de descripciones muy precisas de la vida y la forma de ser de los hombres blancos desde otro referente, su referente. Descripciones acerca de la forma de vestir (los zapatos los describe como pies barcos o la ropa como taparrabos), del dinero (papel tosco y metal dinero), del tiempo, del trabajo, de la forma de pensar o de las actividades que hacen (el cine lo describe como locales de pseudovida), entre otras.

En ocasiones el texto nos puede parecer algo ingenuo... pero sus letras nos hacen reflexionar al mirarse a uno mismo a través de los ojos de otro. Aunque el texto fue escrito a principios del siglo pasado, nos demuestra la atemporalidad de muchos de nuestros actos y costumbres.

Para finalizar, os acerco dos de los extractos que subrayé al leerlo:

"^[...] Pero los Papalagi piensan tanto, porque para ellos el pensar se ha convertido en un hábito, una necesidad y una carencia. Tienen que continuar pensando. Sólo después de muchas dificultades logran realmente no pensar y, en vez de esto, viven de una vez con su cuerpo entero. A menudo viven únicamente con sus cabezas, mientras el resto de sus cuerpos está profundamente dormido, aunque caminen, hablen, coman y rían mientras tanto. Crear pensamientos (el fruto de pensar) le mantiene esclavizado, intoxicado por sus propias reflexiones.Cuando el sol está brillando, él piensa todo el tiempo cuán bellamente brilla.Pero cuando el sol brilla es mejor no pensar absolutamente nada.Un hombre sabio extendería sus miembros a la cálida luz y no produciría ni un pensamiento mientras tanto. Él no absorvería únicamente el sol en su cabeza, sino también con sus manos y pies, su estómago, sus tobillos y todos sus miembros..."

y

“[...] Como los cuerpos de las mujeres y muchachas están siempre cubiertos, vive dentro de los hombres el profundo deseo de ver su carne. Algo que uno puede muy bien imaginar. Tienen eso en su mente día y noche, y hablan mucho del cuerpo femenino de tal modo que vosotros [los samoanos] pensaríais cómo una cosa tan bella y natural puede ser pecado y debe esconderse en la oscuridad. Sólo si empezaran a enseñar esa carne podrían centrar su atención en otras cosas y sus ojos cesarían de murmurar palabras sucias cuando pasa una chica.”

 

1 comentario

Rafa -

buenisimo