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Amantea

Un gesto de gratitud

El azar es la norma imprevisible.

Acata, pues, la norma.

            Y cuida siempre

que juegue a tu favor la incertidumbre

que esa norma dispone, porque el rumbo

de una vida depende

de una conjugación

leve y  muy rápida

de rutina y misterio, de angustia y plenitud,

de esencias muy dispares que se mezclan

de forma casual e inexorable

en el laboratorio mágico del tiempo.

 

Y si el tiempo es la suma

de una nube vacía y de un relámpago,

interpreta esa suma

desde la gratitud, porque has sido esa suma,

y algo eterno hay en ti y es sólo tuyo:

lo que has pensado,

aquello que tocaste con ansia o con terror,

la forma secreta de tu anhelo,

la memoria narcótica que sustenta y confirma

tu paso por un mundo fugitivo.

 

Nunca verás tu rostro verdadero

porque todo consiste en un fluir,

y todo cuando fluye es un enigma.

De cualquier forma,

da gracias por la esencia de ese caos.

 

Agradece lo extraño que es ya todo.

 

El tiempo es invencible

pero no es más que tiempo:

un espejismo cambiante que sigiere

movimientos perpetuos de conciencia

aunque todo es cambiante salvo tú:

el tiempo es sólo el nombre de un espectro.

 

El tiempo es lo que el tiempo nos destruye.

 

                                                              de  Felipe Benitez.

 

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